Un documental en el
que el director Ulises Rosell centra su mirada en un antropólogo inglés
radicado en la provincia de Salta, que pasó gran parte de su vida estudiando la
cultura de los indios Wichi y ahora los ayuda a enfrentar sus problemas
cotidianos, especialmente la ocupación ilegal de sus tierras.
Filme de gran
contenido humano, cultural y hasta político --que pasó por el último Bafici --,
"El etnógrafo" sigue los pasos de un hombre apasionado por la cultura
de los indios wichis: un antropólogo inglés que llegó muy joven a la provincia
de Salta para estudiar esas comunidades indígenas, y terminó casándose y
teniendo cuatro niños con una de ellos.
El protagonista vive
y se siente como uno más entre todos los integrantes de la comunidad Wichi, con
la salvedad de que él -por sus estudios y conocimientos jurídicos- es el único
capaz de enfrentase a los problemas que surgen debido a las profundas
diferencias culturales con los criollos de la zona, sobre todo en su forma de
entender la vida y su relación con la naturaleza.
Son profundas las
diferencias de cosmovisión entre una cultura que considera que una niña se
transforma en mujer con su primera menstruación, y que por eso ya está en edad
de casarse y convertirse en madre, y las leyes criollas, que castigan con pena
de entre 8 y 20 años de cárcel a aquel que tenga relaciones sexuales con una
niña.
Son profundas también
las diferencias entre hombres que respetan el medio ambiente y a todo lo que
los rodea, porque saben que allí tienen todo lo que necesitan, y otros que no
piensan en lo más mínimo en la naturaleza y llegan allí con la única intención
de adueñarse de sus tierras, talar sus árboles y saquear su petróleo.
Rosell y su cámara
pasan casi inadvertidos -tanto como en "Bonanza", donde retrató a
otro estilo de familia- para captar con todo detalle la vida real del
protagonista, cuando conversa con su mujer y habla en inglés con sus hijos,
cuando investiga y denuncia los casos de usurpación de tierras de la comunidad,
o cuando trabaja en la defensa de un pariente suyo wichi, que está preso por
dejar embarazada a su esposa, una niña de 9 años.
A través de la
historia de este pequeño "héroe" cotidiano, el director logra
sensibilizar sutilmente al espectador al poner en evidencia el continuo
avasallamiento de los derechos humanos, políticos y culturales de estas
comunidades, que lo único que buscan es conservar sus tierras, sus tradiciones
y su identidad.
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